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Saber que tornillo apretar…

Recibí un e-mail con una historia muy simpática e ingeniosa que, como suelen hacerlo ciertas historias bien contadas, muestra la ironía de algunas situaciones cotidianas para quienes nos dedicamos a esto de trabajar brindando servicios. Dice así:

«Algunas veces es un error juzgar el valor de una actividad simplemente por el tiempo que toma realizarla…

Un buen ejemplo es el caso del ingeniero que fue llamado a arreglar una computadora muy grande y extremadamente compleja… una computadora que valía 12 millones de dólares.

Sentado frente a la pantalla, oprimió unas cuantas teclas, asintió con la cabeza, murmuró algo para sí mismo y apagó el aparato. Procedió a sacar un pequeño destornillador de su bolsillo y dio vuelta y media a un minúsculo tornillo. Entonces encendió de nuevo la computadora y comprobó que estaba trabajando perfectamente.

El presidente de la compañía se mostró encantado y se ofreció a pagar la cuenta en el acto.

– ¿Cuánto le debo? -preguntó.
– Son mil dólares, si me hace el favor.
– ¿Mil dólares? ¿Mil dólares por unos momentos de trabajo? ¿Mil dólares por apretar un simple tornillito? ¡Ya sé que mi computadora cuesta 12 millones de dólares, pero mil dólares es una cantidad disparatada! La pagaré sólo si me manda una factura perfectamente detallada que lo justifique.

El ingeniero asintió con la cabeza y se fue. A la mañana siguiente, el presidente recibió la factura, la leyó con cuidado, sacudió la cabeza y procedió a pagarla en el acto, sin chistar. La factura decía:

Servicios prestados:
Apretar un tornillo: 1 dólar
Saber qué tornillo apretar: 999 dólares
Total: 1.000 dólares»

¿No es fantástico? Mucha gente se comporta como este presidente de compañía, ¿No es cierto? Pareciera que si no hay «sudor y lágrimas» no es trabajo. Entonces todos los años de esfuerzo capacitándonos para saber «que tornillo tocar» no son tenidos en cuenta.

No me quiero poner serio porque me contaron esto como un chiste, pero debemos saber valorar los esfuerzos de la gente por aprender y saber hacer las cosas bien.

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7 comentarios en “Saber que tornillo apretar…

  1. Marco Antonio Olivarría Cabanillas dijo:

    Yo creo que, como todo en la vida, esta simple anécdota puede aprovecharse para varias lecciones. Mi reflexión es que, en un mundo tan complejo como el de hoy (la computadora de 12 mdd)no existe alguien capaz de arreglarlo todo (tal vez sólo Dios). Sin embargo, muchas veces no es necesario arreglarlo todo para que funcione. A veces este gran mundo sólo necesita un pequeño tornillo que arreglar. Puede ser que un día le des 1 dólar a un hambriento en la calle, una mano a un amigo que esté triste, un «te amo» a tu hijo. Sé que puede haber muchos tornillos que ajustar, pero todos tenemos al alcance al menos uno de ellos. Sólo tenemos que vernos como el ingeniero de la historia ¿sabes qué tornillo apretar? Adelante!

  2. Enrique dijo:

    Estimado Marco Antonio:

    Qué maravillosa reflexión. No me deja mucho que agregar, salvo agradecerte por compartir esta mirada de la vida con nosotros.

    Un fuerte abrazo,

  3. Pingback: Por que seremos tan caraduras? | Fatal exception

  4. Pingback: La Historia del Tornillo | Blog Comercio Electronico | e-Commerce | m-Commerce | e-Marketing

  5. Antonio dijo:

    Desgraciadamente, a mi me ha pasado muchas veces, como trabajador autónomo, el que no se le dé valor a saber que tornillo apretar. Opté por que cada uno se aprete sus tornillos que yo, con lo que sé, apretaré los míos y me dedicaré a otros menesteres, como asalariado. El quiera saber, que aprenda.

  6. Marcos Dominguez dijo:

    Muy buenos días Enrique;
    Te quiero compartir que, me pasa todo el tiempo y lo peor es que aun cundo das un precio de amistar, también te discuten el mismo. Aun no se como tratar con estas personas, lo único que he resulto hacer es alejarme de ellas pero no estoy convencido de que sea la mejor opción.

    Espero puedas ayudarme,

    Muchas gracias por tu aporte.

  7. Enrique dijo:

    Hola, Marcos!

    Entiendo tu preocupación, pero es algo que sólo se puede resolver con excelencia en los resultados, que no dejan lugar a discusión posible. Y a veces, ni siquiera eso alcanza.

    Personalmente, lo tomo como lo que es: una simple transacción comercial en las que ambas partes esperan una devolución por un servicio. El cliente espera que se resuelva su problema. Y quién lo provee, una gratificación acorde. En esos términos, hay toda una variedad de respuestas y situaciones que uno debe aprender a manejar de la mejor manera posible.

    Al margen de esto, yo nunca tomo trabajos de amigos. Prefiero recomendar a otro. Puedo ayudar y sugerir, pero si se trata de amigos, a otro con ese hueso. Prefiero conservar la amistad y no discutir por dinero. O directamente, no cobrarles si se trata de algo sencillo y decido hacerlo. Pero es una decisión mía, que no quiere decir que esté bien; simplemente, la experiencia me llevó a esto.

    Por lo demás, es trabajo, y cómo tal debe ser remunerado. Salvo que los honorarios sean excesivos para el trabajo realizado, claro. En ese caso, el reclamo es inevitable y, en ocasiones, muy justo. Pero confío en que tú sabrás reconocer la diferencia.

    Te dejo un abrazo, y mi confianza en que podrás encontrarle la vuelta a esto y trabajar más relajado.

    Saludos,

    Enrique

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