Acabo de decidir quedarme con Chrome [1], el navegador que presentó Google [2] esta semana, que aunque en pañales todavía -está en su versión beta [3]-, llama la atención por su interfaz simple -de diseño muy Google, minimalista- y por su rapidez.
Algunos datos interesantes:
- Aun abriendo muchas pestañas a la vez no pierde agilidad.
- No hay nada superfluo, de modo que es bastante fácil de usar.
- Si una página web se cae no afecta a las otras pestañas abiertas, que continuan funcionando de forma independiente.
- Los servicios propios [4] de Google (Docs, Reader, Videos, etc.) realmente vuelan. Para los que usan Reader [5], por ejemplo, con una gran cantidad de feeds [6], notarán inmediatamente la diferencia.
Si bien inicialmente la licencia de uso era estricta y cerrada -cosa que atribuyeron a un desliz [7] en el copiado de las licencias de otros productos-, el programa es de código abierto. Por esta razón, cualquier interesado puede examinarlo y ver como funciona.
Dado que es muy nuevo, varios analistas advierten posibles incompatibilidades. Puede que algunas páginas web antiguas no se vean correctamente hasta que sus propietarios las adapten a Chrome. Se advierte también que en esta primera versión no se puede ampliar mediante módulos, pero al menos los plug-ins básicos como Flash, QuickTime, Java y Acrobat sí funcionan.
Una curiosidad: escribiendo about:internets en la barra de direcciones -llamada aquí Omnibox-, se muestra un huevo de Pascua [8] que remite la idea de que la Red es como una serie de tubos [9].
Muy útil e interesante es el análisis que Microsiervos [10] hace de Chrome, que incluye una comparativa del rendimiento, bondades y defectos de este nuevo navegador frente a otros navegadores populares.