El pasado miércoles, el periodista Oscar Di Vincensi dio a conocer un video grabado por él mismo en Alberti, provincia de Buenos Aires, en el que muestra cómo fue literalmente fumigado cuando quiso documentar el incumplimiento de una ordenanza municipal, que establece una distancia de mil metros de zonas residenciales como límite para la fumigación de los campos.
En el video, Di Vincensi advierte cómo una máquina tipo «mosquito» de la empresa Zunino, comienza a fumigar la zona prohibida incumpliendo la ordenanza. El periodista tuvo que ser internado por intoxicación con agroquímicos.
Fumigaciones Zunino es una de las cuatro empresas fumigadoras habilitadas para operar en la zona, cuyo propietario, Juan Manuel Zunino, es hermano de la Jefa de Medio Ambiente de Alberti, quien el año pasado se vió envuelta en un escándalo por el sobrevuelo de un avión fumigador sobre la ciudad.
Según el medio on line Tribuna de Periodistas, el 15 de diciembre pasado la Suprema Corte de la Provincia de Bs. As. dictó sentencia sobre fumigaciones con agroquímicos en las adyacencias urbanas en la ciudad de Alberti y revocó la sentencia de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal y Garantías del Departamento Judicial de Mercedes, que había rechazado el amparo judicial interpuesto por una familia albertina afectada por las aplicaciones vía terrestre con agroquímicos en un predio rural lindante a su casa. Si bien la familia había solicitado que la restricción de la fumigación se circunscribiera a 200 metros desde su vivienda, el máximo tribunal fijo un criterio más amplio e hizo una interpretación de la ordenanza municipal del Concejo Deliberante del Partido de Alberti, que la fija en mil metros.
Lo preocupante de todo esto es, a nuestro entender, la trama de impunidad y desinformación que tiñe las miradas y aun las acciones de quienes intervienen en estos hechos: la violencia patoteril de quienes se mueven en contra no sólo de las leyes y ordenanzas, sino de la vida humana; el periodista que se inmola innecesariamente en pos de la noticia; aquellos quienes defienden o atacan -ambos- estos medios de producción con el sólo argumento de sus opiniones. En definitiva, todos ellos con la soberbia de creerse dueños de la verdad y aun de la vida -o muerte- del otro, del prójimo.
Se trata de una ceguera grave: se adopta y defiende todo lo que esté a favor de la causa, y se denosta todo lo que siquiera asome una contradicción de aquello que se da por sentado.
Es la peor de las cegueras, la que tampoco logra siquiera percatarse de que el tuerto es el rey.
Fuente: Tribuna de Periodistas
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