Me sucedió hace unos días: casi caigo en la trampa de viralizar la noticia de la muerte de Mandela. Un amigo me advirtió sobre la falsedad de la noticia, pobre Madiba. Revisamos varios periódicos del día y, efectivamente, era un hoax.
Esta mañana me volvió a pasar cuando estaba leyendo un texto ¡del curso de periodismo! El autor atribuía a Pablo Neruda un texto llamado «Muere lentamente». Es bueno pero me hacía ruido: no sonaba a Neruda. Así que antes de difundirlo lo guglié -pavada de neologismo- para cerciorarme, y fue así que me enteré de que el texto, que no pertenece a Neruda sino a la brasileña Martha Medeiros, circula desde hace años por Internet sin que nadie sea capaz de detener semejante bola de nieve. El poema comienza así:
«Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar…»
Desde la Fundación Pablo Neruda, que ha recibido numerosas consultas sobre esta cuestión, aseguran que «este poema y otros más se encuentran circulando en internet desde hace tiempo y no sabemos quién se los ha atribuido a Neruda, pero los nerudianos que hemos consultado no los conocen», afirma Adriana Valenzuela, bibliotecaria de la Fundación.
Pero no es sólo «Muere lentamente» el único «falso Neruda» que puede hallar en la red de redes. También se le suelen atribuir los poemas «Queda prohibido» -que se supone fue escrito por Alfredo Cuervo, escritor y periodista español- y «Nunca te quejes», cuyo autor ignora la Fundación.
No es la primera vez ni únicamente con el chileno que esto sucede. Anda dando vueltas por allí un texto atribuido a Borges, «Instantes», el que con sólo un ligero conocimiento de la obra del autor resulta imposible siquiera creer que lo hubiera escrito él. María Kodama, la viuda del escritor, lleva años aclarando que el texto es en realidad de la escritora estadounidense Nadine Stair.
Gabriel García Márquez es otra víctima de esta viralización de la ignorancia con el texto «La marioneta». Supuestamente el colombiano se despedía allí de sus amigos, tras saber que estaba enfermo de cáncer, un texto cuya cursilería casi lo mata en serio: «Lo que me puede matar es la vergüenza de que alguien crea que de verdad fui yo quien escribió una cosa tan cursi», afirmó.
Según el análisis sobre la cuestión que hace para el diario ABC Fernando Sáez, con quién coincidimos plenamente, «el fenómeno Internet, tan positivo y estimulante en tantos aspectos y tan dudoso en el origen de mucha de su información -fechas, sucesos, biografías y obras- está viviendo el feliz desparpajo del descontrol que da igual empuje al conocimiento que a la chapucería».
Volviendo al poema atribuido a Neruda, la poeta y novelista brasileña Martha Medeiros, autora del texto en cuestión y de numerosos libros, además de cronista de Zero Hora de Porto Alegre, reconoce que no sabe cómo empezó a circular en Internet ese poema «como si fuera de Neruda». Lo asombroso del caso es que esto no es una sorpresa para ella, ya que hay muchos textos suyos que figuran en la red como si fueran de otros autores, según comenta. Pero, según dice, tiene «humor suficiente para reirse de todo eso».
Si hicieramos un listado aquí de algunas reglas sobre las citas, la primera sería «¡verificá la fuente!».
Nada peor que dar algo por sentado con una sola fuente y además, difundirlo. Pero lamentablemente, y volviendo a Sáez, «son muchos los que creen que todo lo que encuentran en Internet es una verdad inapelable». Es decir, seguimos hablando de educación.
Fuente: ABC.es